El mexicano Dawrin Pech Puch, biólogo marino auspiciado por universidades de España, Reino Unido, Alemania, Portugal y de su propio país, ha descubierto que moléculas de esponjas marinas halladas en las costas de la Península de Yucatán, Sureste de México, son potenciales fármacos para combatir enfermedades como el mal de Alzheimer y el COVID-19.
“Mi investigación se centra en la exploración y búsqueda de fármacos en diversas especies marinas y resultó que las moléculas también pueden ayudar a combatir células cancerígenas y bacterias multirresistentes que hay en hospitales”, cuenta a EFE el científico, quien estudia un posdoctorado en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
“Las moléculas que aislamos de varios tipos de esponjas también tienen poderes antiinflamatorias para tratar el alzheimer y otras dos resultaron con potencia antivírica capaces de combatir la COVID-19″, agregó.
El experto, de 30 años, recordó que México es un país rico en biodiversidad, “pero las costas de la Península de Yucatán tienen una peculiaridad: al estar rodeado de las aguas del Golfo y El Caribe, los organismos desarrollan habilidades y estrategias para sobrevivir”.
“De eso se trata esta investigación: de aprovechar esas adaptaciones de los organismos y darles un uso, en este caso, la búsqueda de nuevos fármacos”, señala el científico en biotecnología de origen maya.
Sobre las esponjas marinas, que son la fuente principal de su trabajo, explica que son organismos acuáticos primitivos, “que habitan desde hace millones de años en el ambiente marino y las hay también en ambientes dulceacuícolas”.
“Estos animales que no tienen tejido se forman de conjuntos de células y habitan en diversas profundidades que van de cero a miles de metros”, dice.
El investigador lamentó que no exista un catálogo para cuantificar a las especies de esponjas. “Durante mi investigación en las costas de Yucatán, Quintana Roo y Belice trabajé con 65″.
Pech Puch consideró necesario diseñar un catálogo para conocer y cuantificar las esponjas, “con eso podríamos crear estrategias para conservarlas y estudiarlas más” y dijo que él aprovecha las moléculas “que producen las esponjas de la región para su propia supervivencia y adaptación”.
Con información de EFE