Los gobiernos de Argentina y Estados Unidos anunciaron este jueves un acuerdo comercial que abre sus respectivos mercados y reduce una importante cantidad de tarifas.
El presidente Javier Milei recibió el acuerdo con euforia: “Argentina tiene la oportunidad de abastecer al mundo en su demanda de energía y su demanda de alimentos. Están las posibilidades de entrar en un nuevo siglo de oro y nos volvamos a convertir en potencia mundial”.
Según Pablo Quirno, ministro de Relaciones Exteriores argentino, que se reunió hoy en Washington con su homólogo estadounidense, Marco Rubio, el acuerdo“crea las condiciones para aumentar las inversiones de Estados Unidos en Argentina” y reduce las tarifas “para industrias clave”.
El gobierno de Milei está completamente alineado con el de Donald Trump, y la Casa Rosada venía negociando desde hacía meses, incluso antes de que el presidente estadounidense lanzara su guerra de aranceles, con la expectativa de llegar a un acuerdo de libre comercio.
Finalmente no se trata de eso, sino de una gran apertura del mercado argentino a los productos estadounidenses, aunque el comunicado conjunto pone el acento en que el acuerdo promueve “impulsar el crecimiento a largo plazo, ampliar las oportunidades y crear un entorno transparente”.
El acuerdo contempla que Argentina, con un PIB de 630.000 millones de dólares, 46 veces menos que los 29 billones del estadounidense, otorgue “acceso preferencial a los mercados estadounidenses para exportaciones de bienes que incluyen medicamentos, productos químicos, maquinaria, productos de tecnología de la información, dispositivos médicos, vehículos automotores y una variada gama de productos agrícolas”.
“A cambio, Estados Unidos eliminará aranceles recíprocos sobre ciertos recursos naturales no disponibles y artículos no patentados para uso farmacéutico. Ambos países también se comprometieron a mejorar las condiciones de acceso bilateral para la carne vacuna”.
Argentina se compromete también a combatir la falsificación y la piratería, al tiempo que ambos países “cooperarán para facilitar la inversión y el comercio de minerales críticos, además de trabajar para estabilizar el comercio mundial de soja”.
Estados Unidos y Argentina son el segundo y el tercer mayor exportador de soja, sólo superados por Brasil. China, cuya influencia en América Latina busca disminuir el gobierno de Trump, es el principal cliente argentino de esa oleaginosa.
En el apartado agrícola, Argentina abrirá su mercado al ganado bovino vivo estadounidense, se compromete a permitir el acceso de aves de corral estadounidenses en un año y acuerda no restringir el acceso a productos que utilizan ciertas denominaciones para quesos y carnes. A su vez, simplificará los procesos de registro para carne de res, productos cárnicos, vísceras y productos porcinos de Estados Unidos y no exigirá el registro de instalaciones para importaciones de lácteos estadounidenses.
Según “Clarín”, Milei y Trump firmarán en persona el acuerdo en las próximas semanas.

