A lo largo del tiempo, la flor de Nochebuena ha recibido varios nombres, entre ellos, Poinsettia, Flor de Pascua, Pastora, Corona del Inca; también Pascuero, Estrella federal, Flor de Nadal; sin embargo su nombre original en náhuatl es Cuetlaxochitl, que significa “flor que se marchita”-
La flor de Nochebuena tiene usos medicinales, pues según en los antiguos códices mexicanos, recopilados por fray Bernardino de Sahagún en su obra Historia de las cosas de la Nueva España, hay referencias de que el látex de la flor incrementa la producción de leche materna mientras que, al colocarlo en la piel, es auxiliar para sanar infecciones como erisipela.
También se dice que la flor se usaba como trofeo en la época prehispánica, en los ceremoniales y se otorgaba como trofeo, además, los tlatoanis la cultivaban en sus jardines. La asociación con el rojo se debe a que este color posee una connotación de poder profundamente arraigada en la cultura mesoamericana.
Flor de Nochebuena y la celebración católica
Décadas después aparece la flor de Nochebuena relacionada a la celebración católica del nacimiento de Jesús. Muy probablemente los franciscanos, asentados en Taxco, retomaron el uso ceremonial que introdujeron en la celebración de la Navidad católica en su afán evangelizador. De ahí que Taxco sea considerado punto central de la Nochebuena desde el punto de vista biocultural.
Esta planta adquirió fama mundial en 1825 cuando el gobierno de Estados Unidos designó a Joel R. Poinsett como primer Enviado Extraordinario y ministro ante México en aquellos convulsionados días de organización política que orillaron al presidente Vicente Guerrero pedir a Poinsett su salida en 1828.
En ese invierno, el diplomático y naturalista, admirador de Alejandro Von Humboldt y miembro de la Sociedad Científica Americana, convocó a colegas naturalistas a realizar una colecta de organismos vegetales y animales, siguiendo la ruta del Barón de Humboldt.
Datos no comprobados, indican que en esa colecta Poinsett y sus amigos encontraron las Flores de Nochebuena en barrancas de Taxco y las envió a Estados Unidos.
Hasta el momento, Trejo Hernández no ha localizado la fuente que asegure lo anterior, “aunque sí documentos donde se asienta que Poinsett envió colecta al Jardín de Bartram, de Filadelfia, la colección botánica más importante de la época.
Al paso del tiempo, llega a Bartram, Robert Buist, un jardinero edimburgués, quien cultiva la flor en invernadero y la envía a su país de origen y de ese modo la conoce Europa. A principios del siglo XX llega a California Albert Ecke, un migrante alemán, que la cultiva de forma masiva, crea una gran cantidad de variedades, mediante la innovación genética, y hace el gran negocio de la floricultura estadounidense.
La flor de Nochebuena crece de manera natural, en bosques tropicales sub caducifolios, principalmente, aunque se puede encontrar en selva húmeda o en bosques de galería como los de Guerrero y Morelos.